martes, 10 de diciembre de 2013

Bonus Crack IV: El momento que más pardísima se ha liado en una partida

Juuuummm mientras descanso de estudiar en mi agujero Hobbit, medito sobre como contestar a esta partida, y he decidido no enfocarla como había pensado, ya que iba a atacarla desde  el punto de vista de enfrentamientos con padres que nos vieron jugar allá por los noventa e incluso hace un par de años (ya os lo contare...). Tampoco he querido enfocarla en ese punto de vista en el cual alguien comienza a confundir la realidad del juego, y no me refiero a que vaya a salir con una espada a la calle, o que se crea Al Capone... no, he decidido hacerla más humorística y contar como terminó mi campaña de Beleriand...
Estábamos jugando una campaña basada en la primera edad de la Tierra Media, los jugadores eran elfos noldor seguidores de Fingorlfin y estaban luchando contra la oscuridad... todo muy interesante y con un grupo bastante bueno, hasta que apareció un objeto mágico, ya no recuerdo ni que era, en realidad casi todo el grupo aceptó que se lo quedara un jugador, y cuando digo casi es casi, pues hubo uno que se llenó de envidia o vete a saber que, que empezó a decir:
quiero una espada mágica...quiero una espada mágica...quiero una espada mágica...quiero una espada mágica...quiero una espada mágica...quiero una espada mágica...quiero una espada mágica...quiero una espada mágica...quiero una espada mágica...quiero una espada mágica...quiero una espada mágica...quiero una espada mágica...quiero una espada mágica...quiero una espada mágica...quiero una espada mágica...quiero una espada mágica...quiero una espada mágica...quiero una espada mágica...quiero una espada mágica...quiero una espada mágica...
cosa a la que yo hacia oídos sordos pero llegó a ser tan insistente y coñazo que decidí darle una buena espada pero maldita... ya se sabe son cosas que pasan... a lo cual el tipo se cabreó y decía que la tiraba pero no superaba las TRs contra el poder de la espada y su mente no podía entenderlo, me decía...
tio cojo y abro la mano, así se cae, como este lápiz...
Pero no entendía que es que no era capaz de abrir la mano, y bueno aquello jodió la sesión, el resto de jugadores ya empezaron a discutir con él, y lo peor de todo fue que otro que no jugaba siquiera se metió en medio a favor del jugador... Ya os conté eso de dar la confianza a quien no se debe, pues este espontáneo era una de esas personas, que se dedico a trolear hasta el punto de que hubo quien casi se deja de hablar y cosas peores, de modo que por una espada mágica, un jugador coñazo y un espontáneo, decidí dejar una campaña que desde entonces me reclaman que retome, pero es de estas cosas que le pierdes el aire y decides dejarlo...

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